Vitali Kaskó, fiscal general adjunto de Ucrania, renuncia de su cargo y destaca que en la entidad reina el desorden.
Argumenta que detrás de la imagen de un órgano supuestamente reformado se oculta el nepotismo. Tambien ha hecho acusaciones en torno a la tutela política, la presión a los investigadores, la degradación profesional y la impunidad. Kaskó señala además que la fiscalía ucraniana se ha convertido en una herramienta de intimidación.