"No se lo deseo ni a mi peor enemigo", "Seguros no estamos en ningún sitio", "Ya nadie puede estar tranquilo", "Miedo, mucho miedo y terror", esto es lo que experimentan los ciudadanos belgas tras el golpe terrorista más duro de la historia del país.
Sara es una de las personas que podría haber estado en el metro en el momento de las explosiones, pero gracias a una pequeña decisión salvó su vida. "Vi que había habido un atentado a las 7:45 en el aeropuerto y dije: 'Bueno, pues no voy a coger el metro porque puede pasar algo', y porque ya nos habían avisado de que el nivel de alerta era bastante alto".