Un piragüista chocó en plena competición con un sofá (sí, han leído bien, un sofá) que flotaba en aguas olímpicas. El insólito hecho tuvo gran repercusión en las redes sociales hasta el punto de que el sofá tiene ahora cuenta propia en Twitter y asegura "haber sido contratado por los rusos para ayudarles a ganar".
El curioso tatuaje del rostro del mejor deportista olímpico de la historia, Michael Phelps, en el cuerpo de un aficionado también ha sido motivo de abundantes comentarios. No han faltado las historias de amor en la villa olímpica: una pareja se dio el 'sí, quiero' en plena competición.