No permiten la llegada de la ayuda humanitaría, ni tampoco dejan entrar o salir de allí a las mujeres y niños. Nuestro equipo trabaja en otra parte de la urbe, en el oeste, que está bajo el control del gobierno. Desde allí nos ha mandado estas imágenes. Sus residentes cuentan la dificultad y el dolor de vivir lejos de sus seres queridos. Afirman que los rebeldes usan a los civiles como escudos humanos.