Rusia y Ucrania están sufriendo una anomalía climática: el marzo más frío de los últimos 33 años. A pesar de que a finales de este mes la primavera debería estar en plenitud, con mucho sol y los primeros brotes a la vista, en la práctica las temperaturas se han precipitado por debajo de los 10 grados Celsius bajo cero. Los fríos inhabituales están acompañados de intensas nevadas que casi han paralizado el tráfico.