"La élite decide las cuestiones de espionaje, pero paga el contribuyente"

Algunas empresas de telefonía y proveedores de Internet tienen una lista de tarifas que el Gobierno tiene que pagar por escuchar las conversaciones privadas o ver los correos electrónicos. Los precios pueden variar mucho y se pagan con los impuestos de los estadounidenses. Mientras tanto, el propio contribuyente no tiene herramientas para cambiar la alarmante tendencia, porque las cuestiones de espionaje se deciden en los pasillos del poder, considera el analista político Miguel-Anxo Murado.