Lo vetusto y lo moderno se dan la mano en esta ciudad de 10 millones de habitantes, que cuenta con joyas arquitectónicas de fama mundial como su famoso kremlin y el teatro Bolshói, el principal símbolo de la cultura rusa de todos los tiempos, y con los edificios ultramodernos de uno de los centros económicos más importantes de Eurasia que pueden convertirse en renovados símbolos de la nueva Rusia.