Divididos en grupos, cada uno se ocupa de un coche de 100 asientos. Limpiar cada fila lleva 12 segundos, durante los cuales deben comprobar los maleteros, limpiar las bandejas, las ventanas y el suelo. Finalmente, pulsando un botón oculto, los asientos de cada vagón cambian su orientación adaptándose a la dirección que seguirá el tren. Así, cada día los empleados limpian 20 vagones por turno y, al terminar con cada tren, se ponen en fila frente al vehículo y lo saludan. Todo un ejemplo de orgullo y diligencia en el trabajo.