Estas monedas, los ‘cuartos de dólar’, están compuestas de cobre y níquel y son buenas conductoras del calor. Al clavarlas en el bloque de hielo seco, que es dióxido de carbono en estado sólido, las monedas empiezan a experimentar unas curiosas sacudidas ya que actúan como conductor de la temperatura ambiente, haciendo que el CO2 pase rápidamente a estado gaseoso.