La mujer, visiblemente afectada, le ruega al ladrón que ya no vuelva a hacerlo "en nombre de Jesús", que si necesita ayuda, que la gente le va a ayudar. Con estas palabras el hombre se echa a llorar y gritar mientras los transeúntes lo sujetan fuertemente."Discúlpenme. Oh Dios mío. Nunca más lo volveré a hacer", suplica. Pero los tres hombres que lo tienen agarrado no le creyeron y no lo soltaron hasta que llegaron los agentes. Según medios locales, el hombre es un habitual ladrón que ya estaba previamente identificado por otros robos en la zona.