Los rostros de los participantes fueron modificados para que reflejaran los efectos que producirá el tabaco en su organismo al cabo de 30 años, tales como el envejecimiento prematuro de la piel y el cambio de color de los dientes. Al ver en sus caras los efectos negativos que tan solo conocían de oídas, los fumadores, sorprendidos y deprimidos, decidieron dejar el vicio o, al menos, reducirlo. Pese a todo, el maquillaje no refleja las consecuencias más graves que sufre el organismo de las personas fumadores, como las enfermedades pulmonares y cardiovasculares.