Mientras pronunciaba una arenga motivadora, el jugador empezó a darse fuertes cabezazos con los cascos de cada uno de sus compañeros. Probablemente, Kline se olvidó de que era el único que no llevaba casco y empezó a sangrar por la frente. Pese al ‘quebradero de cabeza’ de Kline, Georgia, el equipo rival, venció 24-17 a Penn State.