Los vecinos de la ciudad china de Changchún están encariñados con una tortuga que se fuma unos diez cigarrillos al día. Su adicción empezó cuando su dueño intentaba curarle una herida, pero la tortuga empezó a morderlo mientras la desinfectaba. El hombre, que en ese momento estaba fumando, no encontró otra solución que taparle el pico con el cigarrillo, quedándose perplejo cuando se percató que su mascota se lo había fumado todo. Desde entonces, la tortuga emite sonidos cuando quiere fumar.