Este delincuente que entró a robar en una panadería de São Paulo no se esperaba que sus posibles víctimas resultaran tan agresivas. Y es que cuando los afectados se dieron cuenta de que el ladrón no llevaba armas de fuego, lo agarraron a golpes, con puños y manos, y, para rematar, le dieron de su merecido a base de sillazos.