Uno de los mayores cazadores de tesoros de su tiempo, Tommy G. Thompson, sacó en 1988 tres toneladas de oro de las profundidades del océano Atlántico.
El hombre desarrolló durante años la tecnología necesaria para hallar los restos de la nave SS Central America, naufragada en 1857 con una gran cantidad de oro californiano a bordo. El hallazgo fue considerado en aquella época como el de más valor de la historia de EE.UU., cuenta 'Chicago Tribune'.
Sin embargo, Thompson pasó de héroe a villano tras ser acusado de engañar a las más de 160 personas que financiaron la expedición. En la década de 2000 dos de los mayores inversionistas lo llevaron ante los tribunales acusándolo de haber vendido casi la totalidad del tesoro y de quedarse con las ganancias.
El aventurero permaneció en busca y captura durante años hasta que fue detenido por fuerzas policiales en enero de 2015. Sin embargo, el oro nunca apareció. Los inversores de Thompson, que esperaban ganar millones de dólares con la expedición, están convencidos de que guarda cientos de monedas de oro en cuentas bancarias de sus hijos. Finalmente, el 'cazatesoros' aseguró el año pasado que el tesoro se encuentra en Belice y aceptó revelar su ubicación exacta.
I'm just writing about fugitive treasure hunter Tommy G Thompson. If no one makes a film about this story, I will... https://t.co/ZTWIvUEJU6— DARREN PARKIN (@DP_tweets) 15 December 2016
Sin embargo, no lo ha hecho aún. El mes pasado su abogado declaró que su cliente no recuerda a quien ha entregado el oro. Sin embargo, un juez federal ha dictaminado que Thompson finge problemas de memoria. El hombre podría seguir entre rejas hasta que revele la ubicación de oro. De momento, se le ha impuesto una multa de 1.000 dólares al día.