Casa privada, sirvientes y conductor: en Arabia Saudita esto no es un lujo, sino una necesidad.
"Estoy acostumbrada a resolver todos mis problemas sola, y aquí he tenido que ir constantemente con mi marido y pedirle ayuda en las cuestiones cotidianas", cuenta en Gazeta.ru Ksenia Ivanova, quien se trasladó a Arabia Saudita a raíz de una oferta laboral que le hicieron a su cónyuge.
"Solo hablan con ellos"
Ksenia lamenta que los vendedores de las tiendas no responden a sus preguntas si en ese momento está acompañada por su pareja. "Solo hablan con él, incluso si la pregunta la hago yo. Esto se debe a que no está aceptado que hablen o miren a mujeres desconocidas", explica la autora del artículo, añadiendo que, para los sauditas, "mirar fijamente a una mujer es una manifestación extrema de falta de respeto".
Además, en Arabia Saudita, a diferencia de otros países musulmanes, no es el marido o el padre quien decide qué pueden hacer las mujeres o cómo tienen que vestirse, sino el rey. Así, ellas tienen prohibido conducir y no pueden salir a la calle si no es en 'abaya', una holgada prenda que cubre todo el cuerpo.
Arabia Saudita es la única nación que requiere que todas las mujeres adultas vivan bajo la supervisión de un tutor legalmente reconocido, sea su padre o esposo u otro miembro de la familia, que debe otorgar el permiso formal para que la mujer pueda estudiar, viajar e incluso obtener el pasaporte.
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Según la religión, cualquier contacto físico con un hombre desconocido está prohibido. “No puedo tocar a un hombre que no sea mi padre, mi tío, mi hermano”, comenta una de las amigas de la autora del artículo.
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En Arabia Saudita existe la Policía religiosa, que es un departamento de la Comité para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio. Sus agentes pueden, por ejemplo, detener a una pareja en la calle y comprobar si están casados.
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'Awrah' en árabe significa las partes del cuerpo que una persona siempre cubre en público. Cada sociedad tiene sus propias versiones de 'awrah'. En Arabia Saudita como 'awrah' se considera no solo el cabello de la mujer,sino en la mayoría de ocasiones y su rostro, aunque este reglamento es variable.
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Faisal Nasser
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Tras la adolescencia la saudita empieza a llevar la túnica, que se llama 'abaya'. Las abayas en su mayoría son negras, aunque túnicas de color ya han empezado a aparecer en la ciudad de Yeda, mientras en otras regiones las puede censurar la Policía religiosa.
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Entonces, ¿cómo se reconocen unas a otras en la calle si todas están completamente cubiertas con ‘abayas’ negras? "Zapatos y bolsos", responde una saudita a la autora del artículo en ‘National Geographic’.
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Después de décadas de discriminación laboral, el Gobierno empezó a promover iniciativas para que las mujeres tengan empleo, por ejemplo, forzando a varias organizaciones a que contraten a sauditas.
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Todas las tiendas en el reino están divididas en dos zonas, para hombres y para mujeres, e incluso hacen filas en lugares separados. Aunque últimamente los clientes a veces ignoran este reglamento.
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El personal femenino se agrupa lejos de los hombres. En el espacio laboral existen paredes especiales interiores que dividen a ambos géneros.
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Por primera vez en la historia, en 2015, las mujeres pudieron tomar parte en las elecciones. En el 2015, al menos 14 mujeres fueron elegidas en los primeros comicios municipales en los que las sauditas pudieron participar como candidatas y votantes.
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Las sauditas estudian mucho, y actualmente en el reino las mujeres (que obtuvieron el permiso de estudiar solo hace más de una década) constituyen más de la mitad de los universitarios.
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Faisal Nasser
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En invierno el mayor ocio para las sauditas es ir de pícnic al desierto. En verano, con calor extremo, el destino público más atractivo son los centros comerciales con aire acondicionado.
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Las sauditas no van al cine: el Gobierno cerró todas las salas durante la oleada conservadora de los años 1980. La única es un IMAX en la ciudad de Al-Khobar.
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Las mujeres sí practican deportes, incluso los que los clérigos sauditas tachan de 'masculinos'. Y no solo los hombres: "Muchas mujeres de mentalidad cerrada ven lo que estamos haciendo como una vergüenza", comenta una entrenadora de 'kickboxing' de 39 años.
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En la nación saudita, con pocas oportunidades para la autoexpresión, las redes sociales son muy populares, especialmente Instagram, que permite a las mujeres a afirmar su soberanía e identidad.
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"Las mujeres no trabajan"
"La mayoría de las mujeres que vienen a Arabia Saudita no trabajan. Son consideradas profesiones 'femeninas' las de médico o maestro. Pero, por ejemplo, ser una mujer agente inmobiliario es casi imposible. Nadie va a hablar con ella como experto", revela Ksenia. Actualmente, en Riad solo existe una mujer que ha sido capaz de ganarse el derecho a trabajar en este sector.
Ksenia afirma que la mayoría de las mujeres extranjeras viven una vida de alta sociedad: van de tiendas, a restaurantes (donde existen áreas separadas para, por un lado, las mujeres y las familias y, por otro, los hombres) y de visita.
"Las mujeres no corren"
"Las mujeres locales no corren ni hablan alto. Se comportan como recipientes con contenidos valiosos y no miran hacia los lados", indica Ksenia.
La autora del artículo describe un hecho peculiar: cuando quieren ir de tiendas, el coche se detiene cerca de la entrada principal y las mujeres salen "lentamente". Cuando terminan de comprar, los coches acuden a la puerta, "el conductor o el marido sientan a las mujeres en el coche y guardan las compras". "Durante este tiempo se forma cola, pero nadie se queja de que hay que esperar, ya que en cada coche está sentada una mujer", explica.
Sirvientes y conductor: una necesidad
Ksenia explica que la gran mayoría de los sauditas no viven en apartamentos sino casas debido a que las familias son muy numerosas.
"Casi todas las familias tienen criada, pero es una necesidad, no un lujo. Y sin un conductor, no vas a ninguna parte. No hay transporte público y no todos los hombres musulmanes dejan a sus mujeres con los conductores de taxi, por lo que se necesita uno privado", afirma.
Asimismo, la autora del artículo apunta a que la mayoría de los sauditas en sus vacaciones viajan a Baréin, donde a diferencia de su país, se puede consumir alcohol y las mujeres pueden conducir y vestir como quieran.