Un cruel asesinato con 'agravante' de canibalismo ocurrido en el seno de una comunidad de Chimpancés en la sabana de Fongoli (Senegal) ha llamado la atención de los investigadores que los observan, porque marca un hito en la curiosa historia del conocimiento humano sobre esta clase de primates. Ha habido otros casos de canibalismo registrados en esta especie, pero nunca antes en el seno de un mismo grupo. Además, el suceso tiene interesantes connotaciones 'políticas', ya que la víctima, llamada Foudouko, era un antiguo 'tirano' que regresaba del exilio para intentar re-asimilarse al grupo. Sus intentos, obviamente, no fueros bien recibidos por la manada.
Hace trece años, Foudouko era el macho alfa de su grupo, y tal como lo describe Jill Pruetz en declaraciones obtenidas por la revista New Scientist "un tanto tirano". Foudouko ganó el estatus de alfa ya en su adolescencia y gobernó el clan junto a su mano derecha, otro chimpancé llamado Mamadou, el macho beta grupo. En 2007, Mamadou fué víctima de un ataque por parte de otros miembros de su manada, y quedó gravemente herido. Esto supuso también su fuerte degradación en la jerarquía, hasta caer al puesto socialmente más bajo. El 'tirano' Foudouko, por haber estado vinculado a Mamadou, fue entonces condenado al ostracismo, expulsado. A partir de ese momento tuvo que vivir solo en las afueras de la sociedad de chimpancés durante casi cinco años, en una situación que los investigadores consideran gravemente estresante.
El inoportuno regreso del rey destronado
Durante ese tiempo, el malogrado Mamadou fue recuperando su salud y su anterior puesto en la comunidad, llegando de nuevo a ser macho beta, ésta vez a las órdenes del nuevo Macho Alfa, que (casualmente o no) era su propio hermano, llamado David.
A mediados de 2013, Foudouko intentó integrarse de nuevo, y los observadores pudieron verle con más frecuencia, tratándo de sumarse paulatinamente a las actividades del grupo. Sin embargo, nunca logró que lo aceptaran. Una noche en particular, los primatólogos se percataron de cierta actividad agresiva inusual, y escucharon gritos especialmente violentos. Tras una búsqueda por el territorio encontraron de madrugada el cadaver de Foudoko, con muestras de violencia extrema: severos desgarros en el cuello y en las extremidades, que indican que probablemente murió desangrado.
Los primatólogos, muy interesados en documentar la reacción del grupo ante este asesinato, registraron entonces una actividad muy singular. Varios vídeos muestran las interacciones del clan con el cadáver de Foudouko. En ellos puede verse como todo el grupo se acerca al cadaver, olfateándolo y tocándolo. Algunos machos jóvenes lo golpean o lo muerden. Los jefes, sin embargo, no se comportaron agresivamente. Mamadou tiró del cuerpo y lo movió sin agresividad. Tal como se describe en el estudio, "parecía estar tratando de despertar a Foudouko, en lugar de tratar de infligir lesiones, ya que su comportamiento era menos agresivo que los de los otros machos".
Sin embargo, ahí no acabó todo. De hecho, tal como lo describe el diario español 'El País', "el momento más sórdido estaba por llegar. Fue cuando se acercó al cadáver la hembra más poderosa del grupo, la madre del macho alfa David. Tras inspeccionarlo, comenzó a comer de las heridas de su cuello, mordiendo varias veces su cuerpo para arrancar trozos de carne que se comería. Después de varios de estos bocados, y algún mordisco en los genitales, esta hembra introdujo el dedo en el ano del cadáver, que estaba desgarrado, y extrajo material fecal".
Demasiados machos para pocas hembras
Los científicos atribuyen la causa de esta brutal agresión a razones reproductivas. En esa comunidad concreta, resulta que hay muchos más machos que hembras en madurez sexual, lo cual aumenta significativamente la competencia por aparearse hasta niveles inusuales. En esas circunstancias, suelen incrementarse las conductas violentas entre los machos.
El estudio señala precisamente que "el alto nivel de competencia reproductiva masculina en Fongoli, junto con una baja densidad de población y una tasa extremadamente baja de interacciones intercomunitarias podría explicar el ataque a Foudouko". Más adelante, también puede leerse que "el caso de Foudouko es también uno de los pocos registrados para los chimpancés de África Occidental, una subespecie caracterizada, junto con los bonobos, por tener relativamente pocas agresiones letales en comparación con la subespecie de chimpancés de África oriental".