En agosto se cumplirán 70 años de la desaparición del avión británico Avro 691 Lancastrian, bautizado como Star Dust. El 30 de julio de 1947, el vuelo despegó desde Londres (Reino Unido) hasta Buenos Aires (Argentina) y, tres días después, partió hacia Santiago de Chile, pero no llegó a su destino… ni a ningún otro lugar.
La tripulación estaba liderada por el capitán Reginald James Cook, un piloto que había participado en más de 90 misiones de guerra y había atravesado los Andes en varias ocasiones, y el segundo oficial Donald Chekling, con 36 horas de experiencia en misiones de combate.
Pese a la veteranía de ambos, el aparato desapareció en las montañas y nadie supo qué sucedió hasta 1998, cuando unos alpinistas encontraron restos humanos y fragmentos de una aeronave en el volcán argentino de Tupungato.
Desaparición misteriosa
La Junta de Investigación de la Fuerza Aérea Argentina concluyó que Cook conocía que haría mal tiempo y decidió subir casi hasta los límites de la capacidad del Star Dust para superar las nubes y los picos andinos, pese a que solo podría orientarse con la brújula, el cronómetro y las velocidades del viento.
Cuano el piloto estimó que ya había sobrepasado las montañas, comunicó su aterrizaje al aeropuerto de destino y su aviso contuvo las misteriosas letras S-T-E-N-D-E-C. En su descenso, el avión explotó a alrededor de 80 kilómetros del aeródromo y todos sus ocupantes murieron. Además, la colisión causó una avalancha que ocultó los restos.
La desaparición del Star Dust tardó más de medio siglo en resolverse y, hasta entonces, la falta de información alimentó teorías más o menos descabelladas sobre cuál había sido su destino. Sin embargo, aún está pendiente de resolver el significado de esa última palabra —"STENDEC"—, un termino que hasta dio nombre a la revista española 'Stendek', que analiza los ovnis y otros fenómenos paranormales.