En abril del año pasado, el fundador de Facebook Mark Zuckerberg y el astrofísico británico Stephen Hawking presentaron el proyecto Starshot, que prevé lanzar al sistema estelar Alfa Centauri miles de naves espaciales del tamaño de un sello postal. El proyecto ha sido financiado con 100 millones de dólares proporcionados por el billionario ruso Yuri Milner.
El proyecto prevé propulsar por láser desde la Tierra unas micronaves equipadas con velas solares que puedan alcanzar una velocidad equivalente a una quinta parte de la velocidad de la luz, lo que permitiría llegar a Alfa Centauri en 20 años.
Alfa Centauri
Alfa Centauri es el sistema estelar más cercano de la Tierra. Se sitúa a 4 años luz del Sol, una distancia relativamente corta en la escala cósmica. Consiste de tres estrellas: Alfa centauri A, Alfa centauri B y una enana roja, Próxima Centauri, que orbita alrededor de las dos anteriores. Sin usar un telescopio, se ven desde la Tierra como si fueran una sola estrella, lo que las convierte en uno de los puntos más brillantes del firmamento.
Se espera que en el marco de este proyecto se pueda examinar Próxima Centauri b, un planeta que orbita dentro de la zona habitable de Próxima Centauri. Se estima que en él se pueden dar las condiciones propicias para albergar vida.
Problemas que plantea el proyecto Starshot
Starshot plantea, entre otras cuestiones por resolver, el problema de cómo desacelerar las naves una vez que estas lleguen al sistema estelar vecino.
René Heller, astrofísico del Instituto Max Planck para la investigación del sistema solar (Gotinga, Alemania) y su colega Michael Hippke, han diseñado ahora un nuevo proyecto para este viaje. Su propuesta fue publicada en el sitio web 'PHL' ('The Planetary Habitability Laboratory') de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo.
La propuesta de Heller y Hippke
La propuesta de Heller y Hippke puede solucionar este problema. Según su diseño, al llegar a Alfa Centauri las naves se reprogramen para desacelerar gracias a la propia radiación de las estrellas. Del mismo modo, esta misma estrategia puede utilizarse a la inversa para ganar veleocidad cuando se produzca su salida del sistema solar.
La idea es que, al desacelerar, la sondas se instalen en la órbita permanente alrededor de la estrella y exploren sus planetas. Su velas pueden ser configuradas de manera que la presión de frenado estelar de la estrella A desvíe a la sonda hacia Alfa Centauri B, adonde podría llegar después de unos pocos días. La vela entonces se desaceleraría de nuevo y se catapultaría hacia Próxima Centauri.
¿Pero a qué precio?
No obstante, este proyecto también tiene sus desventajas. Supone que las naves se muevan a una velocidad de solo 13.800 kilómetros por segundo (el 4,6% de la velocidad de la luz en vez del supuesto 20%). Eso significa que el viaje no tomaría 20 años, sino 95, a lo que habría que sumar otros 46 años más hasta alcanzar Próxima Centauri (141 años en total).