¿Cómo es dejar todo e irse a vivir a una caverna a leer Kant y poesías de Brodsky? Precisamente eso fue lo que hizo Yuri Alexéev, un abogado moscovita de 42 años a quien ahora todos llaman el 'hobbit ruso'.
Hace tres años y medio Yuri dejó el departamento que alquilaba en Moscú y encontró en los alrededores de la capital rusa un pedazo de tierra donde instalarse. Primero tenía una carpa, pero luego construyó una caverna bajo tierra. Ahora tiene en su morada cientos de libros, un hacha, un conejo, una estufa a leña, una tablet, especias para cocinar sopas, una ducha y hasta un sauna de barro.
"Antes vivía en Moscú, estudiaba en Moscú, trabajaba en Moscú. Alquilaba un apartamento de un dormitorio, trabajaba de jurista. Luego empecé a aburrirme de todo eso. Empezó a darme pereza trabajar", así describe su filosofía de vida Alexéev. "Comencé a buscar a una vivienda barata, pero resultó que en Moscú no había nada barato. Luego empecé a buscar un rincón donde poder llevar una vida más sencilla. En concreto, si quieres que en Moscú un lugar sea mejor, 'mejor' significa que la gente a tu alrededor sea buena, tener algún trabajo interesante… pero no logré encontrarlo. Entonces pensé que lo más fácil era encontrar un trozo de tierra y construir algo allí con mis propias manos".
Al 'hobbit ruso' no le importa el qué dirán: a sus allegados a los que no les gustó el cambio no los vio más. No obstante, Yuri no está solo: se rodeó de personas de todas partes del mundo que van a visitarlo. Han llegado franceses, rusos, alemanes y hasta chinos a verlo.
Yuri utiliza activamente las redes sociales, practica Couchsurfing (una web que se emplea para intercambiar alojamiento gratis por el mundo) y Bookcrossing (un sistema internacional de intercambio de libros). A RT le contó que hace poco regaló un libro y cuando al mes rastreó por Internet dónde estaba, lo encontró en Brasil.
A Yuri nunca le falta nada. Si precisa algo lo pide por Facebook y enseguida alguien se lo alcanzará. Aunque la casa del 'hobbit ruso' puede parecer precaria, él la encuentra abundante y considera que ya tiene mucho más de que lo que necesita. Para él, lo único importante es que haya arte, música, literatura y filosofía. Además, cuenta que antes viajaba con el cuerpo, pero ahora lo hace con la mente.