Una pintura icónica del Romanticismo británico, 'La catedral de Salisbury vista a través de los campos' de John Constable, resultó albergar muchos misterios en sí, según revela una publicación de la Universidad de Birmingham (Reino Unido).
Uno de los profesores de la entidad, el doctor en Meteorología John Thornes, se ha preguntado sobre un extraño detalle en la obra: ¿Por qué Constable, quien destacaba por su observación y conocimiento detallado de los cambios atmosféricos, pintó un arco iris aunque su aparición es "meteorológicamente imposible" en el cuadro?
En efecto, Constable fue famoso por reflejar un cielo tan verosímil como casi ningún artista británico desde entonces. "Constable era un gran creyente de que la pintura es ciencia (…) aunque esto no se aplica a sus representaciones del arco iris. A diferencia de las nubes, los arco iris se ven con menos frecuencia en sus trabajos y a menudo son más misteriosos en su función simbólica", afirma el profesor Thornes.
Con la ayuda de un programa especial que puede calcular la geometría solar de cualquier arco iris en Salisbury de acuerdo a cualquier fecha, el investigador logró identificar el día exacto en que se produjo el fenómeno natural en el lugar representado en el misterioso cuadro.
Este examen ha señalado que la versión original de la pintura, exhibida en el año 1831, no tenía el arco iris. Este elemento fue añadido un año más tarde, tras el fallecimiento del mejor amigo del pintor, John Fisher, el 25 de agosto de 1832. Según Thornes, el pintor lo añadió en homenaje a su amigo, y uno de los extremos se posa precisamente en la casa donde vivía Fisher.