La promesa de una piel impecable y sin imperfecciones, hecha por el maquillaje, ha sido rota por una tendencia que se va fijando en los rostros: tatuarse pecas.
Este giro de la moda hacia la imperfección, acogido en algunos países occidentales, es llamado también 'Freckling', y al parecer fue descubierto por la tatuadora cosmética canadiense Gabrielle Rainbow.
Esta joven, residente en la ciudad canadiense de Montreal, contó a 'New Beauty' que todo surgió cuando una amiga le pidió que le tatuara unas pecas porque ya estaba cansada de hacérselas con lápiz de maquillaje.
Antes de colocarle las pequeñas manchas a su amiga, probó con su rostro y quedó satisfecha del resultado, por lo que se decidió probar.
¿Por qué están de moda?
Las "efélides", nombre científico de las pecas, son manchas de melanina que aparecen en la niñez en las pieles expuestas al sol (cara, extremidades, pecho y espalda).
Aunque existe la posibilidad de borrarlas, a través de largos tratamientos dermatológicos, sorprende que esté de moda lo contrario, según algunos, por el aspecto juvenil e inocente que dan al rostro.
El tipo de tatuaje que usa Rainbow es semipermanente y tiene un costo mínimo de 250 dólares. La sesión tiene una hora de duración, con resultados que duran hasta tres años.
Las pecas falsas han tenido éxito principalmente en sectores de la cultura occidental que las valoran como atractivas. En las redes hay imágenes de chicas de zonas tan distantes como Canadá y Australia que modificaron temporalmente la piel de su cara para lucir esas manchitas rejuvenecedoras.
Sin embargo, en Asia no son consideradas como atractivas, pues un rostro luminoso, claro y sin mácula es visto como el ideal de belleza. Tanto es así que se hicieron virales las imágenes de mujeres chinas tapando su cara con el 'facekini' para coartar la incidencia de los peligrosos rayos solares y sus efectos en la epidermis.
En Instagram pueden encontrarse fotos de nuevas pecosas en etiquetas como #fakefreckles y #freckling.