Lou Boyer, un piloto comercial que manejaba un Boeing 747 Dreamliner de Tokio (Japón) a Alaska (Estados Unidos), regitró estas sorprendentes estelas de condensación mientras sobrevolaba el este de Rusia.
Ese aviador contempló ese espectáculo alrededor de 300 metros por debajo de su propio aparato, "una distancia normal" entre rutas de tráfico aéreo.
"Debido a la actividad volcánica de la zona, unos cuantos vuelos recorrieron esa misma ruta", aseguró aseguró Boyer.
"La combinación de una humedad relativa alta y un bonito amanecer" otorgó a esa estela "un bonito y profundo color" mientras "creaba su propia sombra", detalló este piloto.