Un tortuga fue retirada del agua por un pesador estadounidense al que le dio una lección de por qué a esa especie se la denomina satán o tortuga mordedora.
Al capturar al reptil el hombre subestimó sus capacidades de ataque, aunque la tortuga le mostró varias veces su disposición a morderle una mano.
En cierto momento, el pescador se le acercó demasiado a la cara, como fingiendo darle un beso, y el animal se le prendió del labio. La cara de dolor del hombre se explica con la foto del final, donde puede apreciarse el corte que la tortuga le produjo.