Le niegan un permiso de edificación y funda un 'país independiente' en su propio baldío
El dueño de un pequeño lote baldío en Guernsey —una isla en el canal de la Mancha que constituye una dependencia de la Corona británica sin pertenecer al Reino Unido— ha apelado a la ONU en busca del reconocimiento de su terreno como un país independiente luego de que una corte local se negara a reconocer su proclamación de soberanía y a él como su monarca, informa el diario Independent.
La disputa comenzó el año pasado, cuando Steve Ogier, de 46 años, solicitó a las autoridades de la isla el permiso de edificación para construir una casa de una planta en un lote de 45 por 15 metros que había adquirido en 2011 y que hasta el momento había utilizado como depósito a cielo abierto.
Sin embargo, el gobierno isleño rechazó la petición de Ogier alegando que su terreno se encuentra ubicado en una zona protegida donde se prohíbe construir edificios. Fue entonces cuando el propietario recurrió a la corte local, donde defendió su derecho a edificar en su lote argumentando ser el soberano de Everland, un Estado independiente autoproclamado en el baldío.
Man denied planning permission takes battle to UN, declaring his land an independent country and himself 'the king' https://t.co/olVl72PY2C
— The Independent (@Independent) 23 октября 2018 г.
El juez que se ocupó del caso rechazó la proclamación secesionista, sosteniendo que un Estado no puede existir si no tiene una población.
"A pesar de lo absurdo" que pudiera parecer la petición de Ogier, "considero que cualquier desafío a la jurisdicción de esta corte debe ser tomado con seriedad", declaró al respecto Richard McMahon, vicepresidente de la corte.
Ante esta respuesta, Ogier declaró Everland como una micronación, es decir, una entidad que pretende ser un nuevo proyecto de país a pesar de no contar con el reconocimiento de otros gobiernos u organismos internacionales. Mientras, un representante del gobierno local defendió que el terreno "pertenece a la jurisdicción de los estados de Guernsey" y que "una mera declaración no cambia ese hecho".
Además, apeló a la Convención de Montevideo de 1933, la cual atribuye al concepto de Estado la existencia de una población permanente en un territorio definido, junto a la existencia de un gobierno y la capacidad de establecer relaciones con otros países.
Para probar la existencia de una población estable en su terreno, Ogier alegó la presencia de insectos y lombrices, aunque estos no fueron reconocidos como habitantes del 'reino' por las autoridades judiciales. Posteriormente, siguió presentado otros argumentos: "el juez dijo que uno no puede gobernarse a sí mismo", pero "tengo a mi hija como parte de la población", detallando que ella es "la princesa Evelyn Ogier, de ocho años de edad", y que el lugar cuenta con un total de "cinco ciudadanos", que "no son residentes en este momento pero tienen pasaporte y derecho al voto".
Ogier aceptó no edificar en el lote "hasta que pueda probar que se trata de un país independiente" y aseguró que "está a la espera de la confirmación de la ONU".
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