Seis curiosos pediatras de Australia y el Reino Unido decidieron realizar un inusual experimento: se tragaron voluntariamente cabezas de Lego y midieron cuánto tiempo tardarían en ser evacuadas.
El objetivo del estudio, publicado en la revista The Journal of Pediatrics and Child Health, era tranquilizar a los padres, muchos de los cuales se preocupan de que sus hijos puedan sufrir al ingerir estos juguetes.
De acuerdo con los resultados del experimento, un adulto tarda en promedio 1,71 días en deshacerse de una pieza de Lego. En algunos casos, el periodo se prolonga hasta dos o tres días. Sin embargo, uno de los pediatras nunca encontró la pequeña cabeza de Lego (probablemente se quedó atascada en algún lugar de su intestino pero saldrá más tarde).
Además, los participantes del experimento concluyeron que las piezas ingeridas no afectaron la consistencia de las heces y no causaron sensaciones desagradables.
De esta manera, los médicos ahora pueden asegurar a los padres de que no hay nada que temer: lo más probable es que el sistema digestivo de los niños se deshaga de los objetos extraños aún más rápido. Al mismo tiempo, los investigadores aconsejan consultar inmediatamente a un médico si un niño se traga objetos afilados, imanes o monedas (y si se queja de dolor abdominal).
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