A principios de abril, Karol Zwolinski dejó su Ford Focus RS en un concesionario de esa marca en la villa de Oak Lawn (Illinois, EE.UU)., para que –por solicitud de la propia empresa– le fuera remplazada una junta de culata. Antes de despedirse de su auto por algún tiempo, el hombre, por si acaso, instaló una cámara de tablero que registraría cualquier abuso que pudiese sufrir el coche durante los trabajos de reparación. Y la medida no fue en vano.
Según informa el portal Jalopnik, después de recoger su auto y revisar el material grabado por la cámara, Zwolinski descubrió que su vehículo había sido utilizado para enseñarle a un empleado del servicio del concesionario a operar la transmisión manual.
El asombrado propietario publicó en YouTube el video, en el que se puede observar cómo dos personas, que supuestamente trabajaban como mecánicos en el concesionario, sacaron el auto a pasear, pero en lugar de solo verificar su funcionamiento, lo convirtieron en una autoescuela no autorizada.
Además del irrespeto hacia el legítimo dueño, el video evidencia lo 'doloroso' que fue el abuso para el propio coche, que sufre por las incorrectas maniobras del alumno.
Zwolinski presentó primero las imágenes al concesionario que, por su parte, se disculpó sentidamente y prometió que haría que el distribuidor Ford analizara el video y contactara con él directamente. No obstante, nadie nunca le devolvió ninguna llamada al propietario del vehículo. Después de una semana de intentos de contactar al distribuidor por teléfono y correo electrónico, Zwolinski decidió publicar el video en línea y recibió una gran cantidad de expresiones de apoyo de la comunidad de automovilistas.
"Esto es muy poco profesional y poco confiable", dijo Zwolinski a Jalopnik, en un comunicado. "Te aseguran que todo estará bien y luego hacen lo que se les ocurre con un auto de 50.000 dólares, que ni siquiera les pertenece. Si no tuviera una cámara de control, nunca hubiera sabido lo que realmente sucedió", protestó.