A primeros de junio, el presidente estadounidense, Donald Trump, realizó una visita de Estado de tres días a Reino Unido, donde se encontró con miembros de la familia real y altos cargos británicos. Uno de estos encuentros se celebró en el palacio de Buckingham, donde se reunió con la reina Isabel II.
De hecho, el 3 de junio el mandatario estadounidense hizo dos visitas a la residencia oficial de la reina e insistió en desplazarse en helicóptero. Según el periódico The Sunday Times, un día después Isabel II se quejó en tono de broma ante el primer ministro australiano, Scott Morrison, por las marcas de los helicópteros de Trump y de su comitiva habían dejado en su jardín.
"Ven y mira mi césped, ¡está arruinado!", dijo la Reina con tono jocoso, según reveló al medio una fuente cercana a Morrison.
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