Una puerta que es apenas su marco y su hoja batiente, sin paredes ni vallas en torno, apareció cerca una clínica en la ciudad rusa de Cherepovéts, en la región de Vólogda.
Hasta allí, la situación es sólo llamativa. Pero lo que la hace incomprensible es que —según relató un residente local— un guardián pone un candado en esa puerta cada día por la tarde, para quitarlo por la mañana.
La clínica en cuestión pertenece a la empresa Ferrocarriles Rusos (RZHD). Su subsidiaria local, Ferrocarriles del Norte, notificó a un portal que la valla que ha de terminar de cerrar el paso ya está lista, pero antes de instalarla deben cumplirse ciertos arreglos con las autoridades.
Mientras tanto, algunos internautas se burlan del hecho y hasta han difundido una foto manipulada en la que, a un lado de la puerta, un cartel advierte que la zona en cuestión está supuestamente minada.
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