Descifran el emotivo mensaje de una botella que recorrió 11.000 kilómetros tras ser arrojada al mar hace 16 años
En agosto del año pasado, la estudiante Nikki Saadat, de la Universidad de Columbia Británica, encontró una botella de plástico con una nota en su interior mientras recogía algas cerca del pueblo canadiense de Queen Charlotte, en el archipiélago de Haida Gwaii. Lo único que pudo descifrar en aquel entonces fue la fecha del mensaje: noviembre de 2003.
Recientemente, Saadat mostró las fotos de su hallazgo a unos compañeros de clase, quienes identificaron el idioma como indonesio y señalaron que ese tipo de botella era típica de los países del sureste asiático. La estudiante envió entonces una traducción de la carta a los periodistas de Vancouver Courier, que la verificaron y publicaron la semana pasada. Reproducimos aquí un fragmento de lo que escribió el autor del mensaje, llamado Yoris Naikambo:
"Mamá… Perdóname por no haber escuchado tus consejos a pesar de que eran los mejores para mí. Mamá… Perdóname por estar avergonzado de tu trabajo a pesar de que hacías todo eso solo por mí, para que cada día hubiera comida sobre la mesa. Y nunca te has quejado de nada por aquello, pero me tienes a mí, un hijo arrogante que no sabe cómo estar agradecido".
Al ponerse en contacto con personas que dominaran el idioma, Vancouver Courier se aseguró de que la carta había sido escrita por un hombre, dado que Yoris es un nombre masculino extendido en la isla de Java, mientras que el uso de la palabra 'mamá' en lugar de otra palabra más común, 'ibu', sugiere que el autor sea probablemente un cristiano procedente de una familia humilde y crecido en un entorno rural en el este del país.
Sin embargo, los periodistas no lograron dar con detalles sobre la vida y el destino de Yoris Naikambo y ni siquiera se sabe si él o su madre siguen vivos. Tampoco se conoce desde dónde fue arrojada al mar la botella, que terminó en la costa canadiense 16 años y casi 11.000 kilómetros después; no se descarta que fuera lanzada desde otro país que no sea Indonesia.
Entre tanto, Saadat no pierde la esperanza de descubrir algo sobre el autor del emotivo mensaje y ya ha enviado diversos correos electrónicos a los medios indonesios contándoles su historia.
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