Mike Boyd, un bombero de 39 años que reside en Worthing, un pueblo en el condado de Sussex Occidental (Reino Unido), perdió la ocasión de ganar 2,3 millones de euros (más de 2,8 millones de dólares) en el sorteo de la lotería Euromillones celebrado el pasado 11 de diciembre, reporta The Sun.
El desafortunado no pudo adquirir 'online' el billete ganador ya que cumplía con sus deberes en un pueblo remoto donde la conexión no era buena. Boyd llevaba dos años apostando por los mismos números en cada sorteo, aunque hasta el momento no le habían reportado ninguna ganancia.
Si no hubiera sido por la mala recepción que impidió la compra del boleto, el bombero habría logrado el segundo premio. Boyd tenía claro que de conseguir una ganancia así, la habría empleado en mejorar la vida de sus seres queridos. Así, el bombero planeaba asegurar que sus padres se jubilaran cómodamente, al igual que respaldar a su hermano que lleva años padeciendo las consecuencias de una lesión mal diagnosticada.