El senador por Vermont Bernie Sanders se convirtió inesperadamente en uno de los protagonistas de la ceremonia de investidura de Joe Biden, y todo por presentarse bien abrigado, anteponiendo su propia comodidad a la solemnidad de la ocasión. Los guantes de lana que llevaba puestos —un regalo recibido de una maestra hace un par de años— fueron lo que más llamó la atención, sobre todo en combinación con la relajada postura en la que lo captaron las cámaras.
El atuendo acogedor de Sanders se ganó los corazones de muchos y sirvió de buen material para los memes. Uno de los lugares más obvios para colocar al senador demócrata fue el puesto presidencial en la Casa Blanca, cargo al que el político había aspirado antes de que su partido apostara por Biden.
Con un poco de Photoshop, Sanders también encajó en compañía de Churchill, Roosevelt y Stalin, aparentemente para charlar sobre cómo serían las fronteras después de la Segunda Guerra Mundial.
Un lugar para el senador demócrata también se encontró en los universos ficticios. En fin, Bernie ya sintió en carne propia que el invierno se acerca, que por algo se puso los guantes.
Algunos lo vieron como el tesoro más preciado del Capitolio.
Pero también lo retrataron como una persona común y corriente, de las que podrían estar en la esquina vendiendo los dulces, o un vecino que espera a que termine la pandemia del coronavirus.