Un peritaje grafológico descifra un enigma que rodeó durante décadas a la primera computadora de Apple

El primer centenar de las míticas Apple-1 tenía un número de serie escrito a mano sobre la placa principal. Pero hasta ahora ninguna de las personas clave de la compañía se había atribuido la autoría de la inscripción.

Para los fans de Apple existe un producto que ocupa un lugar especial en la historia de su fabricante favorito: Apple-1, el primer modelo de computadora producido por el gigante tecnológico.

Ese mítico ordenador llegó a las tiendas en 1976 y tan solo se fabricaron 200 unidades. Las primeras cien llevan el número de serie escrito a mano sobre la tarjeta principal en el formato "01-00##", recuerda el portal 9to5Mac.

Durante décadas, la autoría de esas inscripciones ha sido un misterio para los adeptos más fieles de la compañía de Cupertino. Pero ninguna de las figuras clave de Apple ha reconocido haber escrito el número.

El cofundador de Apple, Steve Wozniak —quien diseñó y armó a mano el primer Apple-1—, negó que las cifras fuesen de su puño y letra. Aparentemente, Steve Jobs también desmintió ser autor de la inscripción. Al igual que Daniel Kottke, el empleado encargado de ensamblar y testear algunas de las placas de circuito.

Una de las hipótesis más populares señalaba a Paul Terrell, el dueño de la tienda que adquirió las primeras 50 unidades de la computadora. Pero este finalmente también se desvinculó.

Para poner fin a las especulaciones y desvelar de una vez por todas al autor de las inscripciones, Achim Baqué, curador del sitio Apple-1 Registry que comprende un catálogo de todas las unidades conocidas de ese modelo, viajó de Alemania a EE.UU. y recurrió a los servicios de PSA, una empresa que provee servicios de autenticación de autógrafos y otros tipos de letra escrita a mano.

Los expertos recolectaron todas las imágenes disponibles del número de serie en cuestión y realizaron un complejo análisis grafológico.

Tras tres meses de trabajo, la conclusión era clara: después de todo sí fue Steve Jobs. Aunque probablemente jamás sabremos por qué hizo esas  inscripciones a mano y si realmente se había olvidado de ello con el tiempo.

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