El descenso del nivel del lago Mead, situado entre Nevada y Arizona, como consecuencia de la sequía que afecta la región ha provocado cambios significativos en la vida de la población que depende de su agua, pero también ha revelado secretos que durante décadas permanecieron bajo la superficie del que es el mayor embalse artificial de EE.UU.
Este miércoles el nivel del agua estaba por debajo de los 317,5 metros sobre el nivel del mar, un mínimo histórico desde la creación del embalse en la década de 1930. El nivel no ha dejado de bajar desde que alcanzara su máximo de 373,5 metros a mediados de los años 1980. En épocas más recientes, el año pasado en la misma fecha el nivel era casi 7 metros más alto que el actual, y prácticamente 14 metros más en 2020.
Un problema añadido al de la propia escasez de agua es que, si el nivel desciende hasta 289,6 metros, la presa Hoover, situada aguas abajo del lago, no podrá producir suficiente energía hidroeléctrica para abastecer a 1,3 millones de personas anualmente. Según las autoridades, este año no se espera esta caída, pero está preocupantemente cerca.
Otro efecto de la sequía es que han quedado al descubierto una gran cantidad de secretos que guardaban las aguas, como una barca de la época de la Segunda Guerra Mundial. Se trata de una lancha de desembarco Higgins que se utilizó para explorar el río Colorado hace décadas. De acuerdo con AP, originalmente estaba a más de 56 metros bajo la superficie, pero ahora se yergue verticalmente sobre el lecho del embalse, con la popa hincada en el lodo seco.
No todos los hallazgos tienen simple interés histórico, sino que algunos son aterradores, como por ejemplo un barril encontrado en mayo que contenía restos humanos y algunos artículos personales. Con base en esos objetos, las autoridades sospechan que el barril estuvo bajo el agua durante unos 40 años y que la víctima pudo haber muerto asesinada por arma de fuego en la década de 1980.
El lago Mead es el embalse más grande del país y provee de agua a decenas de millones de residentes de varios estados de EE.UU. y también del norte de México. Las actuales condiciones climáticas han provocado descensos significativos en el nivel de sus aguas en las últimas semanas.
Este fenómeno se viene registrando durante años como resultado de una sequía histórica en curso en el suroeste de EE.UU., así como del aumento de la demanda del líquido vital. En agosto del año pasado se declaró una grave escasez de agua que provocó cortes en el suministro para la región.
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