Un equipo de científicos de la Universidad Rockefeller de Nueva York registró en varias ocasiones la extraña agitación que tuvo al despertarse el pulpo macho de la especie 'Octopus insularis', llamado Costello.
Parecía que se despertaba de una pesadilla, comentaron los investigadores que filmaron al cefalópodo las 24 horas del día durante más de un mes, en el laboratorio de la Universidad.
En cuatro ocasiones, el animal, que parecía dormir tranquilo, se despertó "abruptamente" y "tuvo comportamientos antidepredadores y depredadores [sin un depredador presente]", con cambios de color y movimientos erráticos e irregulares de los tentáculos y del cuerpo, de acuerdo con un artículo que apareció la semana pasada en el sitio web de prepublicaciones bioRxiv.
En dos casos, el pulpo disparó tinta negra, una táctica comúnmente utilizada para escapar de los depredadores, a pesar de que no había ninguno presente. El más largo de estos eventos "se asemeja a la respuesta típica de la especie ante un ataque depredador, lo que sugiere que el animal pudo haber estado respondiendo a un recuerdo episódico negativo o exhibiendo una forma de parasomnia", reza el estudio.
"Fue muy extraño porque parecía que le dolía algo, que por un momento estaba sufriendo", dijo a Live Science Eric Angel Ramos, uno de los autores de la investigación. "Y luego se levantó como si nada hubiera pasado y reanudó su día con normalidad", agregó.
No obstante, los científicos advierten que nada puede concluirse definitivamente de estas observaciones, ya que hay otras posibles explicaciones de por qué el animal podría haber actuado de esta manera.
Actualmente no se sabe lo suficiente sobre la neurociencia del sueño en los cefalópodos para saber si estos animales sueñan, y mucho menos si tienen pesadillas, explicó Robyn Crook, neurobióloga comparativa de la Universidad Estatal de San Francisco. La investigadora sostuvo que el comportamiento del animal podría deberse a la senescencia, el estado corporal del cefalópodo cuando comienza a envejecer.
Costello murió poco después de estos episodios. "No excluyo que la senescencia pueda ser uno de los impulsores de esto", admitió Ramos.