Un niño sirio escapó del Estado Islámico tras ofrecerse para inmolarse
Usaid Barho, de 14 años, se unió a las filas del grupo terrorista por voluntad propia, porque "creía en el islam", reconoce el adolescente sirio entrevistado por 'New York Times'. Fue reclutado por los extremistas sunitas en una mezquita de su ciudad natal, Manbij, cerca de Alepo. El niño afirma que le lavaron el cerebro y lo convencieron de que tenía que matar a los chiitas, porque eran infieles y violaban a las mujeres sunitas.
Una mañana en vez de ir a la escuela se escapó y los radicales lo llevaron a un campo de entrenamiento en el desierto, donde el Estado Islámico se encargó de su formación militar. Pronto se encontró en Irak, pero ya estaba convencido de que su decisión de combatir por el Estado Islámico había sido más que equivocada. "Me di cuenta de que las cosas que vi no tenían nada que ver con el islam", explica el joven.
Veía cómo los radicales infligían severos castigos a los civiles que habían sido sorprendidos fumando, pero en el campo había combatientes que también fumaban. Además, vio a hombres manteniendo relaciones sexuales con otros hombres detrás de las tiendas de campaña por las noches. Asimismo, cada vez Usaid estaba más intimidado por "la forma en que [los extremistas del EI] están matando a gente inocente".
Al joven se le ocurrió la idea de presentarse como voluntario para perpetrar un atentado suicida en una mezquita de Bagdad para poder entregarse a las autoridades iraquíes y después volver con su familia en Siria. Actualmente está recluso. Los oficiales de inteligencia le prometieron que regresará con sus padres, pero de momento debe permanecer en Irak para colaborar con la investigación.