Cuáles son las estrategias principales del Estado Islámico
El Estado Islámico está hambriento de resultados. Autoproclamó su califato en junio y controla amplias zonas en Siria e Irak, superior a todo el territorio de Uruguay. Pero les sabe a poco. Y la operación liderada por EE.UU. no logra pararles.
La coalición no es la fórmula para acabar con el Estado Islámico
"La coalición no es la fórmula para acabar con el Estado Islámico. Sus ataques aéreos se pueden considerar como un desfile militar. La forma para acabar con ellos son las fuerzas terrestres, que saben bien la naturaleza del terreno y esto está en manos del Ejército sirio y de Irak", destacó el analista político y escritor Thaer Ibrahim.
La del Estado Islámico es una guerra que se libra en campos y ciudades, donde la principal amenaza son los francotiradores.
"Los francotiradores nos atemorizan, siempre buscan matar a nuestros niños. Disparan a las 7:20 de la mañana, la hora que salen a la escuela y a las 3:20 de la tarde, cuando regresan. Muchos de los niños fueron heridos en esta calle, y en la próxima, y en la de allá hay otro francotirador", dijo un vecino de Al Midan.
La del Estado Islámico es una guerra que se libra en campos y ciudades, donde la principal amenaza son los francotiradores
Todo les vale con tal de lograr su objetivo. Aunque para ello haya que destruir lo sagrado para el islam. La religión es el pretexto que les funciona. O quizá sea por algo más.
"Son bandas de criminales. Son mercenarios que se mueven por dinero. Son personas desorientadas psicológicamente. Con estos mercenarios se puede acabar", indicó Thaer Ibrahim.
Lo más complicado es llegar al centro neurálgico. Su cúpula cada vez dispone de más recursos económicos, que a su vez, le dan una mayor capacidad militar. Pero la clave está en tierra.
Son mercenarios que se mueven por dinero
"Cuando recibamos la orden del cuadro político de dirigirse a Raqqa, nosotros como oficiales del Ejército la cumpliremos. ¡Estamos preparados! Sabemos por informantes que en este momento en Raqqa su número oscila los mil", dijo un brigadier.
Pero cada día son muchos más, provenientes de hasta 60 países. El hambre por el triunfo, o por llenarse los bolsillos, provoca el engrose de las filas extremistas. Y que su nombre se reproduzca hasta la saciedad.