"Washington sembrará el caos en Asia Central para debilitar a Rusia"
"La región es muy importante: si Ucrania es una espoleta de la guerra, Asia Central es el depósito de municiones, y si se enciende, cubrirá la mitad del continente con la metralla de sus explosiones", afirma el periodista en un artículo publicado en el portal analítico Odnako.
El caos podría llegar de Afganistán, la principal "fuente de inestabilidad" en la zona, donde se produciría la fusión entre los talibanes y el Estado Islámico, considera el columnista.
En opinión de Lizán, aunque de momento este proceso se encuentra "en la etapa inicial", ya se han registrado labores de reclutamiento para el Estado Islámico tanto en el sur de Afganistán como en el vecino Pakistán, país que, con el apoyo de EE.UU., "alimentó" a los talibanes en los 80 y que ahora será la primera víctima del caos.
Asimismo, los problemas ya han empezado en las fronteras de otros países, como Turkmenistán y Tayikistán. "En general, la protección de las fronteras ha sido reforzada ya por todos los países vecinos de Afganistán", escribe el autor.
"Como a los estadounidenses no les gusta poner todos los huevos en la misma canasta, apoyarán tanto al Kabul oficial, lo que les permitirá mantener la legitimidad de su estancia en el país, como a los talibanes, que estarán transformándose en el Estado Islámico", explica el experto, agregando que "luego llegará un caos en el que los estadounidenses formalmente no participarán", esperando en sus bases a ver quién gana para apoyar al vencedor.
"EE.UU. arrastrará a la región en una guerra con sus propios proyectos: los talibanes y el Estado Islámico", señala Lizán.
"Así que 2015 pasará bajo la bandera de la preparación para una amplia desestabilización de la región de Asia Central y la transformación de Afganistán y Pakistán en una filial del Estado Islámico cerca de las fronteras de Rusia, la India, China e Irán", pronostica el periodista.
La desestabilización de la región, a su vez, dará lugar al inicio de un "baño de sangre", que automáticamente implicará a más de un tercio de la población mundial, "incluidos casi todos los rivales geopolíticos" de EE.UU., "una posibilidad que Washington no podrá perderse", concluye Lizán.