Perspectivas de refuerzo de la Fuerza Aérea argentina con aviones rusos
¿Bombarderos por alimentos?
Un artículo con un titular de este tipo apareció en la prensa británica a comienzos de año. La causa de estas especulaciones fue el bloqueo, por parte de Londres, de la intención argentina de comprar cazabombarderos suecos JAS-39 Gripen.
Ante el temor de un excesivo fortalecimiento de la Fuerza Aérea de su potencial adversario, el Reino Unido decidió impedir esta transacción sirviéndose de que un determinado número de componentes de la aeronave sueca había sido suministrado por empresas británicas, indica un artículo analítico del portal informativo ruso Lenta.
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Este paso, de hecho, puso fin a las esperanzas de Buenos Aires de recibir aviones modernos de producción occidental: además de Gripen, en Europa solo se pueden adquirir cazabombarderos Typhoon, cuya fabricación está controlada por los británicos en un grado aún mayor, sin hablar de los precios de estas aeronaves, demasiado altos para el presupuesto militar argentino. Demasiado caros para el presupuesto argentino serían también los Rafale franceses, y es poco probable que París se atreviera a provocar un conflicto diplomático con Londres por esta transacción, sugiere el comentario de Lenta.
La misma argumentación excluye la adquisición de aviones de combate de segunda mano a Francia y Estados Unidos, por la sencilla razón de que Washington necesita la lealtad del Reino Unido tanto en Europa como en otras regiones. "Por lo tanto, la única opción disponible sería la compra de aviones a Rusia o China", concluye el artículo.
¿Qué se podría hacer?
El presupuesto militar de Argentina no es muy grande: cerca de cinco mil millones de dólares anuales. Sin embargo, dentro de estos límites se podrían obtener fondos para las entregas de 'paquetes' de armas, para garantizar una modernización de las Fuerzas Armadas nacionales.
Unos 1.200-1.300 millones de dólares en tres años le alcanzarán a Buenos Aires para adquirir 20-24 bombarderos Su-24M de la Fuerza Aérea rusa, una vez reparados y con equipo nuevo, así como 6-8 aviones usados pero modernizados de transporte militar Iliushin Il-76, dos de ellos en versión cisterna.
Además, para cubrir las acciones de bombarderos de la Fuerza Aérea Argentina también se podría encargar un lote de cazas multifuncionales Su-30MK2, algo que dentro de 3 o 4 años (teniendo en cuenta la necesidad de formación de pilotos y personal técnico) permitiría crear un núcleo funcional de la Fuerza Aérea dotado de aviones de suficiente alcance y amplia gama de armas.
Si Argentina invierte en el desarrollo de sus Fuerzas Armadas más dinero, podría crear una potente Fuerza Aérea en 10 años y por unos 10.000-12.000 millones, equipada con 50-60 cazas Su-30MKI y bombarderos Su-34, apoyada por aviones cisterna, 'radares volantes' de alerta temprana y aeronaves de reconocimiento y transporte.
Además del refuerzo de la Fuerza Aérea, esta suma permitiría construir para la Marina argentina 3-4 fragatas modernas, por ejemplo análogas a los Talwar de la Armada india, así como la misma cantidad de corbetas y submarinos de ataque diésel eléctricos.