¿Iniciará EE.UU. una guerra con China por cinco kilómetros cuadrados?
Para hacer el análisis, el historiador ruso Maksim Artemiev en su artículo publicado en la revista 'Slon' aclara algunos momentos de la situación con el pequeño archipiélago en el sudeste asiático, que mide tan sólo cinco kilómetros cuadrados.
¿Cuáles son las partes del conflicto?
El conflicto en el mar de China Meridional tiene dos niveles de resistencia. En el primer nivel están los países que directamente reclaman las islas Spratly que son China, Vietnam, Filipinas, Malasia, Taiwán y parcialmente Brunéi. En el segundo nivel, que es global, está EE.UU, que se opone a las ambiciones de China. Es decir, por un lado, se trata de una disputa entre los Estados de la región por el derecho a utilizar los recursos naturales del archipiélago, mientras por otro está la disputa entre dos jugadores mundiales: China y EE.UU.
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¿Quién controla actualmente las islas Spratly?
No existe un control unificado sobre las islas. Cada uno de los países mencionados está presente de algún modo en las islas, es decir, se ubican en los islotes que están cercanos al archipiélago de cinco kilómetros cuadrados. Puesto que en ese territorio no puede alojarse gran número de personas, la tarea fundamental de los principales actores presentes es crear allí una infraestructura de transporte para poder mantener una comunicación regular con "sus" islas.
Pero la isla Spartly es tan pequeña que ni siquiera cabe allí una pista de aterrizaje, por lo que se deben construir islas artificiales o ampliar el territorio existente. En ese sentido se distingue China, que está intentando aumentar la superficie total del archipiélago y lógicamente proclamarlo bajo su control. Esta innovación geográfica no ha podido pasar desapercibida, sin causar protestas.
Además, está claro que los chinos utilizarán el territorio 'añadido' para construir allí una pista de aterrizaje principalmente para fines militares. De ese modo, China tendría el potencial de controlar desde el aire el mar de China Meridional.
¿Representan las islas Spartly algún valor estratégico?
En primer lugar, los países que las reclaman lo hacen guiados por consideraciones de prestigio, tradiciones históricas y para demostrar su influencia y oportunidades.
En segundo lugar, las Spratly generan grandes intereses económicos y geopolíticos. Las islas se encuentran en una región de intensa circulación marítima y aérea, especialmente en los últimos treinta años tras los avances económicos de China. El archipiélago está además relacionado con grandes reservas de petróleo y gas; según algunas estimaciones, en las Spartly hay más depósitos de 'oro negro' que en Kuwait. Tanto China, como Vietnam ya están realizando esfuerzos para una futura exploración para obtener petróleo. Estos intentos también causan nerviosismo en los países vecinos.
En tercer lugar, las deshabitadas islas tropicales, con una naturaleza virgen, pueden convertirse en un destino turístico con gran potencial de desarrollo.
¿Qué rol juga aquí EE.UU.?
Como superpotencia, EE.UU. intenta contrarrestar el deseo de China de dominar en el mar de China Meridional. La expansión artificial de la isla por parte China es percibida en Washington como un intento de inclinar unilateralmente la balanza a su favor, por lo que expresa su enérgica protesta. Pero al mismo tiempo, EE.UU. no está preparado y no irá a una confrontación a gran escala con China a causa de las Spratly, señala el autor del artículo.
¿Es posible una guerra en el mar de China Meridional?
Este conflicto lleva ya muchos años, es lento y cuenta con destellos de actividad diplomática. Por eso se lo denomina una disputa territorial. Entre los participantes del conflicto hay un consenso implícito de evitar una confrontación armada abierta.
La guerra en el mar de China Meridional es imposible, en primer lugar debido a los intereses económicos, porque los combates en la zona serían desastrosos para todo el sudeste asiático. Sin embargo, esta disputa territorial tiene para muchas décadas. Es poco probable que en el corto plazo aparezca una solución diplomática que satisfaga a todos los implicados.
El escenario más positivo y realista sería el mantenimiento del statu quo con la formalización del compromiso de los países involucrados de no agravar la situación, mientras que el escenario ideal sería la firma de un acuerdo sobre la explotación conjunta del potencial natural del archipiélago, señala el autor del artículo.