Veterano de la CIA: "EE.UU. no tiene licencia exclusiva para establecer líneas rojas"
EE.UU. está tan confiado en su propia excepcionalidad que tiene muy poca idea de cómo negociar y cooperar con otros países en el ámbito internacional, escribe Paul Pillar en su artículo para 'The National Interest'. Washington percibe las conversaciones como "una reunión de diplomáticos, en la cual los estadounidenses presentan sus exigencias, a veces hablando de ellas en términos de líneas rojas, que deben ser aceptadas por la otra parte".
Con ello, si otro país no está de acuerdo con el escenario de Washington, EE.UU. considera necesario presionarlo hasta conseguir su consentimiento, indica el exfuncionario de la CIA. "Es muy diferente de lo que el resto del mundo entiende por negociaciones: cuando cada una de las partes expresa sus posturas y no espera que sean aceptadas en su totalidad. Después de una discusión y concesiones mutuas es posible llegar a un compromiso," destaca Pillar.
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No obstante, EE.UU. es totalmente inflexible en su política internacional y no quiere proporcionar a sus socios en la mesa de negociaciones algún tipo de opción. En vez de ello, Washington está completamente enfocado en "qué tipo de presión o coacción debe aplicarse para lograr la derrota absoluta de la otra parte". Los compromisos se perciben por los políticos estadounidenses como "una vergüenza" o "signos de debilidad".
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Al mismo tiempo, otros Estados muestran a Washington que pueden competir con él en la mesa de negociaciones y que EE.UU. no tiene "una licencia exclusiva para establecer las líneas rojas", señala el exfuncionario. EE.UU. no se da cuenta de que cambiar de postura en las negociaciones puede beneficiarle: de este modo puede recopilar información sobre las preferencias, objetivos y formas de pensar de sus socios. Si Washington continúa pasando por alto estas cosas obvias, seguirá perdiendo buenas oportunidades para lograr sus intereses en el ámbito internacional, asegura Pillar.