Sumida en la crisis, Grecia no puede acoger dignamente a los inmigrantes
Grecia está viviendo una grave crisis financiera y política inédita y, pese a todo, para miles de personas sigue siendo un paraíso por el que merece la pena arriesgar la vida. Según el último informe de la Agencia de Refugiados de la ONU, durante los primeros seis meses del año han llegado a Grecia más refugiados que a ningún otro país de Europa: un total de 68.000. Arriban a través de Turquía por la ruta del Mediterráneo oriental que, por primera vez, ha superado en tránsito a la de quienes llegan de países del norte de África.
"He llegado aquí por mar. Es algo extremadamente peligroso. Estuvimos nadando unas diez horas. Salimos de Turquía, no recuerdo la provincia, y llegamos a la pequeña isla de Samos", cuenta Nashir, refugiado afgano que llegó al país heleno en bote después de pagar a las mafias de su país 8.000 dólares.
Ya en Grecia, Nashir recibe clases gratuitas de griego en un centro social del barrio de Exarchia, en pleno corazón de Atenas. "Es muy importante que sepan de Homero y Ulises. Pero es mucho más importante saber por qué se tiran las verduras y no se las dan para que las coman por un acuerdo de la Comunidad Europea. Es mucho más importante saber que Rusia no puede comprar las verduras griegas porque hay un embargo. Tienen que saberlo", declara Amalía, profesora del centro.
El Gobierno heleno ha confesado sentirse desbordado ante la avalancha de inmigrantes que han llegado en los últimos meses y que por las dificultades burocráticas o la falta de medios, a veces, quedan atrapados en las islas durante días. Las ONGs califican de "dramáticas" las condiciones de recepción que Grecia da a estas personas. La falta de medios económicos, como siempre, es uno de los motivos principales.