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¿Por qué Rajoy declara en el Congreso de España? El 'caso kitchen', una trama parapolicial para destruir pruebas de corrupción del PP

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"No conozco al señor Villarejo ni me consta haberlo visto en sitio alguno", ha señalado el expresidente sobre la pieza clave de esta operación.
¿Por qué Rajoy declara en el Congreso de España? El 'caso kitchen', una trama parapolicial para destruir pruebas de corrupción del PP

Este lunes, el expresidente de España Mariano Rajoy (2011 - 2018) declara en el Congreso de los Diputados ante la comisión parlamentaria abierta para investigar el caso Kitchen. 

Así se denomina a un operativo presuntamente orquestado por el Ministerio de Interior a partir de 2013, coincidiendo con su mandato, para arrebatar al extesorero del Partido Popular (PP) Luis Bárcenas documentos que comprometían a la formación a la que pertenece en varios tramas de corrupción. Este caso, además, está siendo investigado en los juzgados.

Rajoy ha negado conocer al excomisario José Manuel Villarejo, pieza clave de la trama parapolicial; y ha dicho que confía en la inocencia de quien fuera su exministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, imputado en la causa. "No conozco al señor Villarejo ni me consta haberlo visto en sitio alguno", apuntó sobre el primero, a quien ha acusado de mentir para librarse de sus "problemas judiciales".

Los informes de la Fiscalía y de la Policía señalan como responsables tanto a miembros del Ejecutivo que Rajoy presidía como a altos cargos de su partido. Así, habría múltiples indicios de que dirigentes del PP conocían detalles de investigaciones judiciales secretas sobre casos de corrupción que involucraban a la formación política, como los conocidos como caso Gürtel o 'caja B', y que habrían tratado de eliminar las pruebas.

La comisión del Congreso lleva trabajando casi un año, desde marzo, en el que se han celebrado 20 sesiones y se han llevado a cabo 40 interrogatorios a diversos responsables políticos y policiales, en paralelo a la instrucción judicial de este proceso.

Hasta ahora, las pesquisas llevadas a cabo por el juez instructor, Manuel García-Castellón, han concluido que el Ministerio del Interior llevo a cabo en 2013 una operación de seguimiento a Bárcenas y su familia de la que no fueron informados ni la unidad policial ni el magistrado que en aquel entonces se encontraban investigando al extesorero. El objetivo sería hacerse con la documentación sensible que Bárcenas tuviera aún en su poder para destruirla.

Sin embargo, de momento el juez atribuye toda la responsabilidad de esta operación al Ministerio del Interior, dirigido entonces por el amigo personal de Rajoy, Jorge Fernández Díaz, dejando por ahora al margen al partido, según el auto emitido el pasado 29 de julio.

La Fiscalía Anticorrupción no es de la misma opinión y se inclina por la hipótesis de que el PP se encuentra plenamente involucrado. Así, atribuye un interés personal a María Dolores de Cospedal, que en aquella época era secretaria general del partido, además de presidenta de la región de Castilla - La Mancha.

Los indicios que apuntan a Cospedal son variados y llegó a estar imputada, junto a su marido, el empresario Ignacio López del Hierro, durante nueve meses, hasta que en julio de este año el juez decidió la desimputación de ambos. Entre los indicios que señalan al matrimonio consta un audio en el que los dos cónyuges conversan con el excomisario Villarejo, el pilar de la conocida como 'policía patriótica' y vinculado a al menos una docena de casos judiciales, sobre "encargos puntuales".

También hay grabaciones en las que Villarejo informa a López del Hierro sobre investigaciones judiciales secretas contra el PP. Asimismo, levanta las sospechas la figura de Andrés Gómez Gordo, asesor de Cospedal que participó en la captación del chófer de Bárcenas que habría realizado labores de espionaje e, incluso, habría sustraído documentos al extesorero.

Incógnitas sobre el papel de Rajoy

Tanto las pesquisas judiciales como las comparecencias en esta comisión del Congreso han dejado varias certezas, pero aún queda por despejar la incógnita más importante: el papel que jugó el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en esta trama parapolicial sufragada con fondos públicos del Ministerio del Interior y que involucró a una treintena de agentes de Policía.

La comparecencia de Rajoy es la última en este escenario. El expresidente ya anunció que contestaría a todas las preguntas que se le formulasen, y no ha aportado ninguna novedad que no hubiera manifestado en varias ocasiones con anterioridad: que no conoce ni al excomisario Villarejo ni nada sobre la operación Kitchen.

Por el momento, la Audiencia Nacional, el órgano judicial que está llevando a cabo este caso, ha dejado fuera de la investigación tanto a Rajoy, que ni siquiera ha llegado a ser citado como testigo, como a Cospedal, por lo que el más alto cargo que tendrá que rendir cuentas ante el tribunal será el exministro del Interior.

Fernández Díaz, por su parte, en sus sucesivas declaraciones ha reconocido la existencia de esta trama, pero ha circunscrito su desarrollo al Partido Popular, dejando al margen al Ministerio, aunque no ha querido nombrar en ningún momento a Rajoy.

Sin embargo, Villarejo sí ha nombrado al expresidente expresamente dos veces. La primera en el seno de esta comisión, en mayo, cuando relató que despachaba directamente con Rajoy por teléfono para informarle del desarrollo de la operación. En su segunda comparecencia, en octubre, sostuvo que se llegó a encontrar presencialmente con él en la sede nacional del partido, en la calle Génova de Madrid.

La comisión parlamentaria comenzará a redactar sus conclusiones inmediatamente, pues deben ser aprobadas antes de que finalice el año. Después, en el primer periodo de sesiones de 2022, el dictamen será elevado al Pleno del Congreso, que deberá ratificarlo.

Se espera que el informe sea un compendio de cargos contra el Partido Popular, que posiblemente será la única fuerza parlamentaria que no lo respalde. Así, el debate en el Pleno se convertirá en una confrontación partidista en la que el actual presidente del PP, Pablo Casado, sufrirá para intentar desligarse de sus antecesores, a pesar de haber crecido políticamente a su sombra.

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