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Nicaragua insiste en que EE.UU. debe pagar por su apoyo a los contras
La situación social en Nicaragua recibiría un fuerte impulso para el desarrollo si EE.UU. cumpliera la decisión de la Corte Internacional de Justicia y pagara los 17.000 millones de dólares que debe al país por haber financiado a la oposición armada.
Aunque la decisión data de 1986, no se ha cumplido hasta el momento. Las autoridades nicaragüenses no la consideran caducada.
"Este es un tema donde bastaría que el Gobierno de Nicaragua, partiendo de la Asamblea Nacional, mande las acciones correspondientes para exigir a Estados Unidos que pague esta indemnización", sostuvo el presidente de la república, Daniel Ortega en su entrevista exclusiva a RT.
"Es jurídicamente legítima la demanda, pero EE.UU. es una potencia que decide hacer uso de las leyes cuando les conviene a sus intereses, pero no es respetuoso", agregó. Por eso el mandatario califica de "batalla moral" hacer que Washington pague la suma estipulada.
"Ellos llevan la guerra, la destrucción a otros países y luego simplemente se salen de ella. Su lógica es destruirte, acabarte y luego presionarte", dice el dirigente de la Fundación de Combatientes Héroes y Mártires del Batallón 30-62, Manuel Salvador Espinoza. "Luego se salen como si no hubieran hecho nada". El activista confiesa que perdió a muchos amigos y familiares en la guerra financiada por EE.UU. y cree que con su apoyo a los contras nicaragüenses el país norteamericano quería volver a Nicaragua a la Edad de Piedra.
A pesar del triunfo en la Corte, Nicaragua no recibió ni un dólar. La Casa Blanca se negó a realizar las indemnizaciones alegando que la Corte "no tenía jurisdicción". Y en 1991 el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro frenó el caso retirando las reclamaciones.
"Finalmente desistieron de valorar el daño", recuerda el historiador Aldo Díaz Lacayo. "Pero al regresar el gobierno de ahora, al replantearse el tema, los juristas dicen que este desistimiento no significa prescripción".
A día de hoy los expertos señalan que el caso todavía tiene legitimidad. Algunos dicen que Nicaragua no tiene argumentos para obligar a EE.UU. a pagar por las violaciones que cometió. Pero ahora el tiempo dirá si esa gran potencia, que suele lanzar a los cuatro vientos su visión sobre la defensa en las organizaciones internacionales, pagará su deuda o preferirá permanecer callada.
"Este es un tema donde bastaría que el Gobierno de Nicaragua, partiendo de la Asamblea Nacional, mande las acciones correspondientes para exigir a Estados Unidos que pague esta indemnización", sostuvo el presidente de la república, Daniel Ortega en su entrevista exclusiva a RT.
"Es jurídicamente legítima la demanda, pero EE.UU. es una potencia que decide hacer uso de las leyes cuando les conviene a sus intereses, pero no es respetuoso", agregó. Por eso el mandatario califica de "batalla moral" hacer que Washington pague la suma estipulada.
Ellos llevan la guerra, la destrucción a otros países y luego simplemente se salen de ella. Su lógica es destruirte, acabarte y luego presionarte
"Ellos llevan la guerra, la destrucción a otros países y luego simplemente se salen de ella. Su lógica es destruirte, acabarte y luego presionarte", dice el dirigente de la Fundación de Combatientes Héroes y Mártires del Batallón 30-62, Manuel Salvador Espinoza. "Luego se salen como si no hubieran hecho nada". El activista confiesa que perdió a muchos amigos y familiares en la guerra financiada por EE.UU. y cree que con su apoyo a los contras nicaragüenses el país norteamericano quería volver a Nicaragua a la Edad de Piedra.
A pesar del triunfo en la Corte, Nicaragua no recibió ni un dólar. La Casa Blanca se negó a realizar las indemnizaciones alegando que la Corte "no tenía jurisdicción". Y en 1991 el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro frenó el caso retirando las reclamaciones.
"Finalmente desistieron de valorar el daño", recuerda el historiador Aldo Díaz Lacayo. "Pero al regresar el gobierno de ahora, al replantearse el tema, los juristas dicen que este desistimiento no significa prescripción".
A día de hoy los expertos señalan que el caso todavía tiene legitimidad. Algunos dicen que Nicaragua no tiene argumentos para obligar a EE.UU. a pagar por las violaciones que cometió. Pero ahora el tiempo dirá si esa gran potencia, que suele lanzar a los cuatro vientos su visión sobre la defensa en las organizaciones internacionales, pagará su deuda o preferirá permanecer callada.
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