La noche del 8 de agosto de 2008 las tropas georgianas atacaron la república de Osetia del Sur dejando en ruinas una parte de su capital, Tsjinval. Además de edificios administrativos e instalaciones civiles, una base de pacificadores rusos se encontró entre los primeros objetivos del mortífero fuego de artillería georgiano.
KAZBEK BASAYEV / AFP En un intento por defender a los habitantes de la república colindante, Rusia envió sus unidades a Osetia del Sur y expulsó a las tropas georgianas llegando casi a la capital, Tbilisi.
Según las autoridades de Osetia del Sur, la ofensiva georgiana duró cinco días y dejó entre 1.500 y 2.000 civiles muertos.
El 26 de agosto de 2008 Rusia reconoció la independencia de Osetia del Sur, un ejemplo posteriormente seguido por varios otros países, entre ellos Venezuela y Nicaragua.
Avances diplomáticos
Desde entonces las relaciones diplomáticas permanecen rotas, aunque hay esfuerzos para normalizarlas que no se limitan a los negocios.
Los diplomáticos rusos y georgianos están buscando un terreno común y sugieren medidas como la abolición de visados entre los países.
El diálogo no se hizo posible hasta la llegada al poder en 2012 del partido Sueño Georgiano, que prácticamente alejó de la vida política al presidente Mijaíl Saakashvili, un fuerte partidario de Occidente y la OTAN.
KAZBEK BASAYEV / AFP En julio pasado el primer ministro del país caucásico, Bidzina Ivanishvili, declaró ante los medios que apoya la restauración de las relaciones diplomáticas y que espera una reunión con el presidente ruso, Vladímir Putin.
Esta semana Ivanishvili rotundamente excluyó la posibilidad de que Georgia recurra a la fuerza militar para resolver los asuntos territoriales.
En una entrevista a RT, esta semana el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, aplaudió la actitud del Gobierno georgiano y afirmó que Rusia saludaría el regreso de los diplomáticos georgianos a Moscú.
