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El atentado contra la Embajada iraní en el Líbano es señal de "una guerra fría islámica"
El doble ataque suicida contra la Embajada de Irán en el Líbano es una señal más de la guerra fría que se está agravando en el mundo islámico. La acción está directamente vinculada con el conflicto sirio, comentó a RT el analista político Nile Bowie.
El 19 de noviembre por la mañana un motociclista hizo explotar su vehículo cerca del complejo diplomático ubicado en el distrito chií del sur de la capital libanesa, Beirut, en un intento de romper la muralla para abrir el camino a otro terrorista. El segundo hombre, que estaba al volante de un coche bomba, quería llevarlo lo más cerca posible del edificio de la embajada antes de detonarlo. El atentado dejó un total de 25 víctimas mortales, entre los dos terroristas, el agregado cultural iraní y las víctimas civiles. 146 personas más resultaron heridas.
Se trata de la primera vez que intereses iraníes son atacados en territorio libanés. El ataque es una prueba clara del deterioro de las relaciones entre el Irán chií, un aliado fiel del régimen de Bashar al Assad, y la Arabia Saudí suní, el principal patrocinador y suministrador de armamento de los fundamentalistas islamistas que luchan contra las tropas gubernamentales en Siria, insiste Bowie. Según el experto, el atentado fue una respuesta de los militantes salafistas a las victorias estratégicas de las fuerzas de Al Assad, como la captura de la ciudad de Al Qara, cercana a la frontera con el Líbano, presuntamente con la asistencia del movimiento libanés Hezbolá y consejeros iraníes.
Las brigadas de Abdulá Azam, vinculadas con Al Qaeda, asumieron la autoría del ataque en Beirut. Se trata de una agrupación de yihadistas sunitas encabezada por Mayid bin Muhammad al Mayid, de origen saudí, destaca Bowie, quien asegura que Al Qaeda está en guerra contra las comunidades chiíes en todo el mundo, desde Beirut a Bagdad, y siempre con las mismas tácticas.
Se trata de la primera vez que intereses iraníes son atacados en territorio libanés. El ataque es una prueba clara del deterioro de las relaciones entre el Irán chií, un aliado fiel del régimen de Bashar al Assad, y la Arabia Saudí suní, el principal patrocinador y suministrador de armamento de los fundamentalistas islamistas que luchan contra las tropas gubernamentales en Siria, insiste Bowie. Según el experto, el atentado fue una respuesta de los militantes salafistas a las victorias estratégicas de las fuerzas de Al Assad, como la captura de la ciudad de Al Qara, cercana a la frontera con el Líbano, presuntamente con la asistencia del movimiento libanés Hezbolá y consejeros iraníes.
Las brigadas de Abdulá Azam, vinculadas con Al Qaeda, asumieron la autoría del ataque en Beirut. Se trata de una agrupación de yihadistas sunitas encabezada por Mayid bin Muhammad al Mayid, de origen saudí, destaca Bowie, quien asegura que Al Qaeda está en guerra contra las comunidades chiíes en todo el mundo, desde Beirut a Bagdad, y siempre con las mismas tácticas.
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