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Israel también espía en EE.UU. y sus agentes se "aprovechan de una complacencia oficial"
Mientras que Estados Unidos escuchan a algunos políticos de Israel, una red de espionaje del propio Estado hebreo actúa en territorio estadounidense y goza allí de una inmunidad ante todo tipo de persecución e investigación.
El analista y columnista invitado del canal Press TV Jim Dean cree que los servicios especiales de Washington se dan cuenta de la presencia de múltiples agentes israelíes y denuncia un enfoque relajado ante este peligro. "Hay un total abandono en el seguimiento de las redes de espionaje aquí", escribió en un artículo de opinión.
"Tal situación nunca podía haber sucedido a menos que toda nuestra contrainteligencia, las instituciones judiciales y políticas se hubieran puesto en peligro como objetivos prioritarios de un asalto", añadió Dean.
"Uno de los modos en que los sionistas financian sus operaciones de inteligencia por todo el mundo es a través de su servicio de reclutamiento para el espionaje, que es tan enorme como Walmart –adelantó–. Roban todo lo que pueden, la mayor parte con la ayuda de unos traidores complacientes y unos crédulos ideológicamente orientados".
Y el delito se agrava porque el Gobierno israelí posteriormente vende a distintas entidades y a terceros países la información recolectada, incluso en EE.UU., si no la necesita. La información, según dijo el investigador, se vende al mejor postor.
Son las mayores empresas del complejo industrial militar, las cuales proporcionan la tecnología a los israelíes, a cambio de alguna información que luego permite exagerar los peligros provenientes del extranjero. El analista recordó que los fabricantes de armas necesitan que se cree la impresión de que la amenaza por parte de los potenciales adversarios es más grande de lo que es para fabricar los sistemas de armamento más potentes, o según dicen, capaces de proteger a los estadounidenses.
Dean catalogó el reto como una "megatraición a nivel corporativo". Pero la misma gente que la comete va a presentar la "carpeta roja" sobre el asunto al Congreso "sin culpa o vergüenza alguna, sin ninguna persecución".
"Tal situación nunca podía haber sucedido a menos que toda nuestra contrainteligencia, las instituciones judiciales y políticas se hubieran puesto en peligro como objetivos prioritarios de un asalto", añadió Dean.
"Uno de los modos en que los sionistas financian sus operaciones de inteligencia por todo el mundo es a través de su servicio de reclutamiento para el espionaje, que es tan enorme como Walmart –adelantó–. Roban todo lo que pueden, la mayor parte con la ayuda de unos traidores complacientes y unos crédulos ideológicamente orientados".
Y el delito se agrava porque el Gobierno israelí posteriormente vende a distintas entidades y a terceros países la información recolectada, incluso en EE.UU., si no la necesita. La información, según dijo el investigador, se vende al mejor postor.
Son las mayores empresas del complejo industrial militar, las cuales proporcionan la tecnología a los israelíes, a cambio de alguna información que luego permite exagerar los peligros provenientes del extranjero. El analista recordó que los fabricantes de armas necesitan que se cree la impresión de que la amenaza por parte de los potenciales adversarios es más grande de lo que es para fabricar los sistemas de armamento más potentes, o según dicen, capaces de proteger a los estadounidenses.
Dean catalogó el reto como una "megatraición a nivel corporativo". Pero la misma gente que la comete va a presentar la "carpeta roja" sobre el asunto al Congreso "sin culpa o vergüenza alguna, sin ninguna persecución".
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