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"Para llamar la atención de EE.UU., Puerto Rico tiene que unirse a Rusia"
¿Para qué puede Puerto Rico querer unirse a Rusia? Esta, al parecer, irónica pregunta, se la han hecho puertorriqueños cansados de la 'posición de suplicantes' ante Washington y de su estatus actual de ciudadanos de 'segunda categoría'.
¿Qué pasa si un territorio que oficialmente forma parte de un Estado es tratado como un paria, y cómo podría terminar esta situación? Es lo que han aprendido recientemente las autoproclamadas autoridades ucranianas gracias al ejemplo de Crimea.
Ahora este ejemplo parece servir de recordatorio para potencias muchos más fuertes que Ucrania, desgarrada por la crisis, y las comunidades de estos que no se sientan cómodas en sus propios países. Una de estas naciones en busca de derechos son los habitantes de Puerto Rico, territorio estadounidense que dispone del estatus de Estado libre asociado, pero no disfruta de todos los derechos de los ciudadanos estadounidenses ni de la debida atención del Gobierno central.
Prueba de ello es un artículo recién publicado en 'Forbes' que sugiere que el problema más grande de Puerto Rico en el trato con Washington es de la misma naturaleza que otro al que cada vez se enfrentan más estadounidenses. "Los ciudadanos con demasiada frecuencia nos encontramos en la posición de suplicantes ante Washington en lugar de ser, como mínimo, compañeros dignos", clama el autor del artículo, Ralph Benko.
Puerto Rico está en una posición terriblemente incómoda en cuanto a su estatus territorial. Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, no tienen derecho a votar en las elecciones presidenciales. Tienen un 'comisionado residente', y no un miembro de pleno derecho del Congreso. Tampoco disponen de sus propios senadores.
¿Podría haber una manera de cambiar esto? La respuesta de Benko es "sí". Y una respuesta, ciertamente irónica, sería incorporarse a Rusia mediante un referéndum.
Algunos prominentes líderes puertorriqueños están abogando por el reconocimiento de Puerto Rico como Estado número 51 de Estados Unidos, con plenos derechos. El Congreso recientemente lo aprobó, y el presidente Obama asignó 2,5 millones para financiar un referéndum por si Puerto Rico quiere convertirse en un estado independiente.
El 'think tank' conservador Heritage Foundation criticó airadamente esta decisión del Congreso. "No hay ninguna razón para que los contribuyentes estadounidenses gasten dinero en otro plebiscito. Si el Gobierno de Puerto Rico quiere hacerlo, ¿por qué no hacerlo por su propia cuenta?".
Pero hay algo por ahí que terminaría radicalmente con el estatus de 'humilde solicitante' de Puerto Rico y llamaría la atención de Washington. El 'Estado libre asociado' podría considerar la afiliación a una entidad soberana que no sea Estados Unidos... por ejemplo a Rusia.
Si los líderes del movimiento estadista puertorriqueño realmente quieren impulsar a Estados Unidos a convertir a Puerto Rico en el 51.º estado de EE.UU., con todos los derechos correspondientes, deberían buscar un diálogo con.... Vladímir Putin, sugiere el autor en 'Forbes'.
Los pasos a seguir han de ser los siguientes:
-descolgar el teléfono y marcar +7 (Rusia), 495, (Moscú) 606-3602, oficina del Kremlin;
-enviar una delegación;
-entablar conversaciones.
…y convertirse en ciudadanos estadounidenses de pleno derecho.
Ahora este ejemplo parece servir de recordatorio para potencias muchos más fuertes que Ucrania, desgarrada por la crisis, y las comunidades de estos que no se sientan cómodas en sus propios países. Una de estas naciones en busca de derechos son los habitantes de Puerto Rico, territorio estadounidense que dispone del estatus de Estado libre asociado, pero no disfruta de todos los derechos de los ciudadanos estadounidenses ni de la debida atención del Gobierno central.
Prueba de ello es un artículo recién publicado en 'Forbes' que sugiere que el problema más grande de Puerto Rico en el trato con Washington es de la misma naturaleza que otro al que cada vez se enfrentan más estadounidenses. "Los ciudadanos con demasiada frecuencia nos encontramos en la posición de suplicantes ante Washington en lugar de ser, como mínimo, compañeros dignos", clama el autor del artículo, Ralph Benko.
Puerto Rico está en una posición terriblemente incómoda en cuanto a su estatus territorial. Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, no tienen derecho a votar en las elecciones presidenciales. Tienen un 'comisionado residente', y no un miembro de pleno derecho del Congreso. Tampoco disponen de sus propios senadores.
¿Podría haber una manera de cambiar esto? La respuesta de Benko es "sí". Y una respuesta, ciertamente irónica, sería incorporarse a Rusia mediante un referéndum.
Algunos prominentes líderes puertorriqueños están abogando por el reconocimiento de Puerto Rico como Estado número 51 de Estados Unidos, con plenos derechos. El Congreso recientemente lo aprobó, y el presidente Obama asignó 2,5 millones para financiar un referéndum por si Puerto Rico quiere convertirse en un estado independiente.
El 'think tank' conservador Heritage Foundation criticó airadamente esta decisión del Congreso. "No hay ninguna razón para que los contribuyentes estadounidenses gasten dinero en otro plebiscito. Si el Gobierno de Puerto Rico quiere hacerlo, ¿por qué no hacerlo por su propia cuenta?".
Pero hay algo por ahí que terminaría radicalmente con el estatus de 'humilde solicitante' de Puerto Rico y llamaría la atención de Washington. El 'Estado libre asociado' podría considerar la afiliación a una entidad soberana que no sea Estados Unidos... por ejemplo a Rusia.
Si los líderes del movimiento estadista puertorriqueño realmente quieren impulsar a Estados Unidos a convertir a Puerto Rico en el 51.º estado de EE.UU., con todos los derechos correspondientes, deberían buscar un diálogo con.... Vladímir Putin, sugiere el autor en 'Forbes'.
Los pasos a seguir han de ser los siguientes:
-descolgar el teléfono y marcar +7 (Rusia), 495, (Moscú) 606-3602, oficina del Kremlin;
-enviar una delegación;
-entablar conversaciones.
…y convertirse en ciudadanos estadounidenses de pleno derecho.
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