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"La era de un mundo unipolar en beneficio de EE.UU. llegó a su fin"
Los acontecimientos en Ucrania marcan una línea roja, cuyo sobrepaso sería recibido por Rusia como una intromisión inaceptable en su esfera de intereses, lo que acarrearía las respuestas pertinentes, asegura el politólogo Yevgueni Satanovski.
La nerviosa reacción de Occidente por lo ocurrido en Ucrania, ante la evidente falta de elementos concretos de presión contra Moscú por parte de los líderes de la OTAN, demuestra que la estrategia de desplegar sus fuerzas en el este de Europa —en los antiguos Estados socialistas—
realmente tenía el propósito principal de limitar la influencia rusa en esas regiones en cualquiera de sus formas: política, económica y sobre todo militar, asegura el politólogo.
El fortalecimiento de Rusia en Crimea y, sobre todo, el fin de la presión sobre su Armada en Sebastopol, no solo refuerzan la posición de Moscú en el mar Negro, sino que es una señal para la comunidad internacional de que "la era de un mundo unipolar en el que Estados Unidos, apoyándose en sus aliados cercanos y en coaliciones temporales formadas dentro de su 'promoción de la democracia' en beneficio de sus propios intereses, llegó a su fin", asegura Satanovski.
El experto agregó que "solo el tiempo dirá si la nueva era en las relaciones internacionales llevarán a un mundo multipolar o a un mundo apolar".
A pesar de los clichés de la propaganda lanzada en su contra a través de la guerra de información, Moscú no tiene la intención de volver a la condición de superpotencia con todas las desventajas que esto representa, enfatiza el politólogo.
Estados Unidos se ha caracterizado por posicionarse como el 'país del poder ilimitado' y es probable que se mantenga por mucho tiempo como su prerrogativa exclusiva. La posibilidad de aplicar un golpe aplastante a cualquier enemigo potencial en este caso es una ventaja. Aunque, como se vio después de las campañas militares en Oriente Próximo en la década de 2000, EE.UU. no puede llevar a cabo con éxito dos guerras simultáneas, a pesar de todo su potencial económico.
Por consiguiente, ni siquira el tan anunciado ataque contra Irán por su programa nuclear se concreta y, muy probablemente, no se hará realidad durante el mandato del presidente Barack Obama. El actual Gobierno de Washington está dedicado a sacar su Ejército de Oriente Próximo, limitándose a la preservación de bases militares.
El fortalecimiento de Rusia en Crimea y, sobre todo, el fin de la presión sobre su Armada en Sebastopol, no solo refuerzan la posición de Moscú en el mar Negro, sino que es una señal para la comunidad internacional de que "la era de un mundo unipolar en el que Estados Unidos, apoyándose en sus aliados cercanos y en coaliciones temporales formadas dentro de su 'promoción de la democracia' en beneficio de sus propios intereses, llegó a su fin", asegura Satanovski.
La era de un mundo unipolar en el que Estados Unidos beneficia sus propios intereses, llegó a su fin
El experto agregó que "solo el tiempo dirá si la nueva era en las relaciones internacionales llevarán a un mundo multipolar o a un mundo apolar".
A pesar de los clichés de la propaganda lanzada en su contra a través de la guerra de información, Moscú no tiene la intención de volver a la condición de superpotencia con todas las desventajas que esto representa, enfatiza el politólogo.
"El poder de EE.UU. no es ilimitado"
Estados Unidos se ha caracterizado por posicionarse como el 'país del poder ilimitado' y es probable que se mantenga por mucho tiempo como su prerrogativa exclusiva. La posibilidad de aplicar un golpe aplastante a cualquier enemigo potencial en este caso es una ventaja. Aunque, como se vio después de las campañas militares en Oriente Próximo en la década de 2000, EE.UU. no puede llevar a cabo con éxito dos guerras simultáneas, a pesar de todo su potencial económico.
Por consiguiente, ni siquira el tan anunciado ataque contra Irán por su programa nuclear se concreta y, muy probablemente, no se hará realidad durante el mandato del presidente Barack Obama. El actual Gobierno de Washington está dedicado a sacar su Ejército de Oriente Próximo, limitándose a la preservación de bases militares.
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