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"Los medios occidentales en Ucrania no hacen periodismo, siguen un guión"
Los medios de comunicación occidentales no hacen periodismo, sino que simplemente siguen un guión, afirma el periodista Brendan O'Neill, en referencia a la cobertura de la crisis en Ucrania.
"El lenguaje utilizado por los medios de comunicación occidentales para describir la ira política de los ucranianos del este ha sido sorprendente y desagradable", indica un artículo publicado por el periodista en el portal Spiked-Online.
Según O'Neill, cuando hace seis meses los ucranianos occidentales acamparon en Kiev, protestaron contra el entonces presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, y ocuparon edificios gubernamentales, fueron aclamados por los medios occidentales como revolucionarios, demócratas y héroes que luchan por la libertad. Sin embargo, cuando los ucranianos del este han hecho lo mismo han sido descritos por observadores occidentales con calificativos bien distintos. En el este de Ucrania, la ocupación de edificios gubernamentales por un pueblo indignado ha pasado a ser tachada de "vandalismo" y la ira política de "histeria", señala.
"Los ucranianos que protestan contra las autoridades pueden ser demócratas o insurgentes, héroes o extremistas, en función de si están en el oeste (la parte buena del país) o el este de Ucrania (la mala), y dependiendo también de si su ira se dirige a figuras gubernamentales respaldadas por Rusia (lo cual es aceptable) o a un nuevo gobierno impuesto en Kiev por Washington y Bruselas (lo cual es un ataque contra la paz mundial)", apunta el artículo.
El periodista denuncia que los medios de comunicación occidentales "sólo ven lo que quieren ver en Ucrania": violentos disturbios y antisemitismo en el este, y políticos decentes, democráticos y libres de prejuicios en el oeste.
"Eso es porque se dejan llevar, no por el deseo de descubrir la sucia realidad detrás de las nuevas tensiones y divisiones en Ucrania, sino más bien por la búsqueda de cualquier cosa que pueda reforzar una narrativa preexistente en la que Occidente es el bien y el Este el mal y en la que no hay tonos de gris", afirma O'Neill.
Lo que tenemos aquí en Occidente no es periodismo, sino la elaboración de una narrativa en la que se relatan sucesos sangrientos siguiendo un guión predeterminado, tanto si se ajustan a la realidad como si no, destaca el autor del artículo.
En este guión, "los ucranianos occidentales nunca hacen nada malo (aunque lo hagan en el mundo real), el Gobierno de Kiev es un ejemplo de democracia (a pesar de haber demostrado ser autoritario y antidemocrático) y los ucranianos orientales son siempre rudos, estúpidos y perturbadores de la paz a los que [Vladímir] Putin les ha lavado el cerebro", escribe O'Neill.
Según O'Neill, cuando hace seis meses los ucranianos occidentales acamparon en Kiev, protestaron contra el entonces presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, y ocuparon edificios gubernamentales, fueron aclamados por los medios occidentales como revolucionarios, demócratas y héroes que luchan por la libertad. Sin embargo, cuando los ucranianos del este han hecho lo mismo han sido descritos por observadores occidentales con calificativos bien distintos. En el este de Ucrania, la ocupación de edificios gubernamentales por un pueblo indignado ha pasado a ser tachada de "vandalismo" y la ira política de "histeria", señala.
"Los ucranianos que protestan contra las autoridades pueden ser demócratas o insurgentes, héroes o extremistas, en función de si están en el oeste (la parte buena del país) o el este de Ucrania (la mala), y dependiendo también de si su ira se dirige a figuras gubernamentales respaldadas por Rusia (lo cual es aceptable) o a un nuevo gobierno impuesto en Kiev por Washington y Bruselas (lo cual es un ataque contra la paz mundial)", apunta el artículo.
El periodista denuncia que los medios de comunicación occidentales "sólo ven lo que quieren ver en Ucrania": violentos disturbios y antisemitismo en el este, y políticos decentes, democráticos y libres de prejuicios en el oeste.
"Eso es porque se dejan llevar, no por el deseo de descubrir la sucia realidad detrás de las nuevas tensiones y divisiones en Ucrania, sino más bien por la búsqueda de cualquier cosa que pueda reforzar una narrativa preexistente en la que Occidente es el bien y el Este el mal y en la que no hay tonos de gris", afirma O'Neill.
'Periodismo del apego'
La cobertura occidental de Ucrania ha llevado al denominado 'periodismo del apego' ('journalism of attachment') a caer todavía más bajo. Este término fue acuñado por el corresponsal de la BBC Martin Bell en la década de los 90 del siglo XX. Según Bell, los periodistas tenían una nueva "obligación moral" que consistía en distinguir entre el bien y el mal en las zonas en conflicto y, en caso de ser necesario, ponerse de un lado o del otro.Lo que tenemos aquí en Occidente no es periodismo, sino la elaboración de una narrativa en la que se relatan sucesos sangrientos siguiendo un guión predeterminado, tanto si se ajustan a la realidad como si no, destaca el autor del artículo.
En este guión, "los ucranianos occidentales nunca hacen nada malo (aunque lo hagan en el mundo real), el Gobierno de Kiev es un ejemplo de democracia (a pesar de haber demostrado ser autoritario y antidemocrático) y los ucranianos orientales son siempre rudos, estúpidos y perturbadores de la paz a los que [Vladímir] Putin les ha lavado el cerebro", escribe O'Neill.
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